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Graciela SIMARI : debates

 

  Graciela Simari
con una de sus alumnas en el ejercicio de su tarea docente.
(Usted puede encontrar el Curriculum completo de la Clr. Graciela Simari en la Sección Colaboradores 2007.  Para consultas profesionales haga clic en el nombre que aparece al final de este trabajo)


Educar entre la liquidez para la solidez
DEBATES

 

Los educadores debemos conocer la Sociedad y sus cambios para potenciar las competencias requeridas socialmente considerando todos los saberes.
Ciertos autores utilizan argumentos generalizadores o, mejor dicho “globalizadores” que pretenden justificar la crisis educativa: una es que ya
la Escuela no forma para el trabajo y es falaz ya que la Educación es la clave para no quedar excluido y, además porque no se sabe qué harán las personas en un momento en el que hay diferentes ocupaciones y ya no una sola ocupación para toda la vida. Una segunda explicación a la crisis educativa actual es la del fracaso de las reformas educativas. Para superar esta crisis ellos proponen, parafraseando a Freire, “pasar de la queja a la transformación”, basarse en autores cuyas propuestas estén probadas empíricamente, ser concientes que la Escuela no es neutra ni reproductiva sino que es un factor para la transformación o para la exclusión y reconocer que los agentes implicados son los docentes y toda la comunidad. El tema es ¿Cómo? ¿Con qué?

Freire también sostenía educar cara a cara, educar con la pregunta, con la palabra y, para ello es imperativo la conformación de un vínculo social muy fuerte que no solamente le compete a la Educación.
L
a transformación del Estado y su alejamiento de las funciones de integración social y protección de los habitantes que había tenido a su cargo en etapas anteriores, repercutió notablemente en la Educación
pública.
El contexto histórico de fines del siglo XX , caracterizado por importantes transformaciones económicas, sociales y culturales de la realidad que se han manifestado en cambios científicos- técnicos, globalización económica y política, así como también la incidencia de la cultura mediática en la vida cotidiana; han constituido un desafío para
la Escuela.
E
l pensamiento filosófico aplicado a la problemática de la Educación asume la defensa del papel de la Escuela en la construcción de una ética basada en valores de compromiso, solidaridad, identidad nacional y el afianzamiento de la equidad y la democracia, es decir aquellos que Bauman en su libro denominaba “Sociedad Solidificada”, esa solidez de los valores que, como ejes transversales apuntalan, realizan el “andamiaje” pertinente para que una sociedad pueda crecer sana y sin disfuncionalidades. Y los valores no solamente se conocen en la Escuela
, sino en el seno familiar y en la interacción social.
¿Únicamente le compete a
la Escuela la responsabilidad de solucionar este pasaje de lo líquido a lo sólido? Sí en una parte, pero la Sociedad no está atravesada solamente por la Educación. La
familia, el Estado, los medios masivos de comunicación, el bagaje cultural, también tienen su rol como actores en esta escena social.
Esta postura resalta la importancia del contacto personal y la conexión afectiva para conformar personas responsables y activas (valores que otrora sostenía la corriente Humanista) en cuanto al conocimiento y la incorporación de nuevos saberes científicos, tecnológicos, históricos y de lecto- escritura, adecuados a las necesidades actuales. Resalto el vínculo con el otro, el considerarlo importante, el “darle lugar” como la posible respuesta para la “solidificación” de la vida.
Pensemos en convertir algo líquido en sólido…Pensemos en un cubito. ¿Alcanza solamente con tener la heladera para convertirlo en hielo? Se necesita de la cubetera, de la temperatura adecuada, etc. y todo esto funcionando adecuadamente para que en un trabajo conjunto ese pequeño volumen de agua se convierta en hielo. Con esta metáfora me refiero a que se puede contar con la infraestructura necesaria, pero si no se pone en funcionamiento de manera conjunta, controlando que todas las partes realicen su función adecuadamente, es imposible que esta sociedad deje de ser líquida.
Para lograr la tan ansiada solidificación es necesario conocer la sociedad y sus cambios y, los docentes, tenemos- entre otros “funcionantes”- esa responsabilidad.
En el ámbito educativo se integran otros agentes educadores de gran influencia social, vinculados a la informática y a los medios de comunicación, por lo que se hace indispensable el conocimiento de las maneras en que los cambios actuales han transformado y continúan transformando nuestra actividad pedagógica y laboral, nuestras facultades psicológicas, las relaciones sociales y políticas, el empleo del tiempo libre, en definitiva, la vida pública y la vida privada.
Y es la construcción en nuestra conciencia de nuevas formas de dimensionar el tiempo y el espacio reflexionando sobre estas transformaciones y sus efectos nuestro desafío como docentes, pero también como ciudadanos y como personas.
Las políticas educativas de los ’90 se ajustaron a la explosión de los acontecimientos sociales emergiendo la necesidad de la transversalidad a la hora de planificar los contenidos curriculares para acercarles a los alumnos. El docente antes de esta época se limitaba a impartir el conocimiento, pero con el devenir social, económico, político y cultural, los cambios que se produjeron en su rol fueron tales que el impacto en la educación fue muy profundo.
Los contenidos a enseñarse no eran los mismos: se necesitaba del atravesamiento de los valores, dados los acontecimientos que se producían a nivel mundial y nacional. Ya no se prepararía al alumno para
la Universidad
, sino para la vida. El enciclopedismo, en este contexto, ya no tenía cabida.
Por otro lado aparecían las nuevas teorías de enseñanza y de aprendizaje, surgidas a partir de los ’50 con el constructivismo para ser aplicadas en los ’80 de manera incipiente y, con mayor vigor, en los ’90.
Se comenzaron a escuchar los conceptos de “psicogénesis” y “constructivismo” implementados en otros contextos geográficos, políticos y sociales y tratándolos de aplicar al nuestro. Estábamos informados acerca de lo que se quería lograr con estas nuevas teorías, pero desinformados en cuanto al “cómo” y al “con qué lograrlo”
En la actualidad, se debe educar para no ser fagocitado por la globalización y por la sobre información que nos anula de tal manera, que –a pesar de estar informados- no llegamos a procesar todo el caudal recibido quedando más desinformados aún.
Bauman tiene una mirada subjetiva acerca de cómo está posicionado el individuo en este mundo globalizado y lo explicita de la siguiente manera: “El término "modernidad líquida", alude a una realidad que –como el agua- es capaz de adaptarse al recipiente que lo contiene cambiando constantemente de forma.
La vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante". Lo que quiere decir con esto es el privilegio que las sociedades más desarrolladas le dan a la velocidad y no a la duración de los saberes adquiridos.
Si en un medio líquido hay una parte sólida, ésta se transforma en una “isla” o, lo que es peor, en un “corcho” que fluye a la deriva y atendiendo a las necesidades del medio líquido. No alcanza con solidificar por medio de la educación. Es toda una estructura social que debe colaborar en esta tarea, porque corremos el riesgo como Institución y participantes de la educación, de convertirnos en una isla o flotar como un corcho.
El tema de las relaciones interpersonales y de la comunicación, el establecimiento de los vínculos y el reconocimiento del otro es una tarea harto difícil en los atravesamientos sociales que vivimos. Los docentes no estamos ajenos a ello, ya que la escuela edifica y construye los aprendizajes desde la transversalidad de los contenidos sociales. Personalmente considero que en el vínculo con los padres, primeramente, como los objetos de amor primordiales de un niño, y luego en la sublimación de ese amor hacia los educadores, estaría la respuesta de la posible “solidificación de
la Sociedad
”, y, tal vez, el vínculo docente- alumno venga a dar respuestas y a colaborar en esa solidificación tan esperada.
Una de las consecuencias de
la Globalización
en lo económico, fue el aumento de la exclusión social producida por el desigual reparto de la riqueza.
Es por esta exclusión y por el deseo de evitar que se profundice aún más, que los estados comienzan a diagramar la obligatoriedad de la escolaridad: a la de la escuela primaria se le agrega la escuela secundaria obligatoria. Es el momento en que se trata de “retener” en el sistema educativo a los alumnos. Garantizar su permanencia es el objetivo principal. Y no alcanza. Se podrán obligar 20 años de Educación y no conseguir que la fractura social se “solidifique”.
Pretender que
la Educación construya un nuevo orden social es seguir “haciendo agua” en este medio líquido. Las Escuelas son parte de un orden ya construido. Las Escuelas no tienen el poder de cambiar la Sociedad, sino la posibilidad de trabajar mancomunadamente para intentar cambios pequeños en este macrosocial. Pensar en la Escuela como “salvadora” es quitarles las responsabilidades a quienes realmente la tienen en gran medida. Justamente la Escuela puede establecer vínculos con los niños, con sus familias, con la comunidad, pero no puede ni debe abarcarlo todo, no solamente por una cuestión de omnipotencia, es por una cuestión de que si recargamos las tintas en una sola institución, las demás accionan descargadamente y la Educación
sería la que absorbiera la mayor parte del trabajo. Y así le está yendo a la pobre: cumpliendo la función asistencialista, en vez de la función educativa que le compete.
No podemos dejarles a los educadores y a los niños la función de salvar el futuro que nosotros como adultos estamos empeñados en destruir.

Graciela Simari
07-Ene-2007|
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